sábado, 8 de octubre de 2016

CENESTESIA

Habremos  de cosquillar a las aves cuando sus trinos sean tristes,
habrá que estirar las mejillas cuando no alcancen a dar sonrisas.
Sin embargo, no me harto de buscar los amaneceres amarillos,
todavía tengo terciopelo de duraznos y pulpa arenosa de anonas.

Habré de ignorar la sombra detrás del espejo, a un lado de la cama
con su camisita de cuadros y no soy yo.
Tendré que omitir la cara de mi hermano que no es mi hermano
pero me despierta y  no creo en su existencia.

Voy a dejar de manejar carritos de papel, 
las que abundaban en mis sueños fúnebres.
Haré de cuenta que el mundo no giraba cuando dejé de caminar
para estar frente al puente que me invitaba a volar.

Palanquetas de alegría, pasillos que eran grandes y hoy me dan risa.
Banquetas que evitaban el lodo y hoy se parten culpando a raíces sobradas de vida.
Dormiré la madrugada que dejé pendiente por ir al tarral inútil.
Creeré en el dios que sí es dios... pero... todavía no me encuentra.

Voy a apuntar otra vez el arcoiris sobre mi pueblo rodeado de agua.
Me voy a peinar cuando deje de llover y llevaré la navaja hacia el corazón del animal.
Tendré que desenterrar a los pollitos y deshacer mi corral con caballos y vacas de plástico.
Voy a acomodar las mazorcas que pisé y desbaraté casi desgranando.

Es así, y así no es, pero; creo que sí.
Me pude reír mucho y a mí sí se me cansó la panza.
Cosquillas a punto de náuseas, corriendo, todavía corriendo.
Y allá iré otra vez, de donde vine.

LECCIONES



Hoy soy yo más que nunca...
aunque no estoy descalzo, piso con más cuidado esta tierra,
desayuno amaneceres fríos y tibios a la vez,
tengo el abrigo de un roble que nunca se vence,
tengo un espejo de realidades sutiles e ingenuos.

Hoy he visto caballos trotando en mi cabeza,
parvadas de cuervos y gavilanes revoloteando en los barrancos de un jardín
una víbora rondando al cisne que baila, que canta;
pero el ave sabe volar y puede esquivar el mal.

Pude cabalgar noches sin luna,
tardes lluviosas con el zorro que me acompañó 7 años,
jalé las riendas cuando así debía ser,
galopé cuando había prisa, pero nunca me he cansado.

Llevo una cruz en mi hombro, lloré y reí con ella,
en ella me cobijé porque me hizo fuerte,
me enseñó a desclavarme las espinas,
con ella aprendí a resistir en el hambre y en la sed.

Hoy más que nunca soy el hombre que nunca deja de ser niño
porque sigo creciendo, porque sigo aprendiendo a caminar,
a no quemarme con el frío, a buscar el sol,
te sigo viendo con mis ojos de 'yä thü (sin nombre).

Yo nací sin llamarme como me nombran hoy:
mi padre me regaló su nombre,
me quemé con una taza de café hirviendo:
mi madre me cuidó hasta sanarme.
Me rompí un brazo para aprender a montar una yegua:
nuestro hermano mayor corrió a levantarme.

Estoy aquí por quienes me miran, sienten y nombran.
Porque me regalan un gesto.
También por los regaños que he merecido.
También por las traiciones que la vida nos regala.
Por los verbos, sustantivos y adjetivos de hoy,
por los de ayer y los de mañana.

Por mis amigos y no amigos.
Por la primera niña que jugó a quererme.
Por lo que quiero ser y hacer
Y por lo que no sé, sigo ofrendandome al vivir.

Eduardo Méndez Salas Do-04122011

Nos tendrá que alcanzar la vida

Hasta que nos alcance la vida,
cuando el viento sople a favor de la historia
que siempre debió ser.

Hasta que la victoria de nuestro tiempo sea posible,
cuando la rueda de la corona vuelva a girar.

Que comience el despertar de los que no se ven,
van a mirar cuanto precipicio se ha construido.

Que vuelvan los que se han ido,
van a entender que nunca debieron irse.

Que caminen los que no han visto las llanuras y los ríos,
deberán tener paciencia para no cansarse en el viaje.

Me consta que mi vejez no depende de mí,
no recuerdo cómo nací.

Los frenos indican la rienda al caballo,
pero el caballo sigue a su amo, no al freno.

La historia de amor que se escribe,
nunca se inventa... en realidad,
fue más glorioso o desgarrante haberla encarnado.
Nos tendrá que alcanzar la vida.

Los tiempos de siempre

Son tiempos de colorear las imagenes antiguas, de escuchar la corriente que lleva el río. De mirar por la rendija de los aprendizajes, por donde entra la luz del amanecer y volver a dibujar sobre las piedras. A saborear de nuevo los honguitos de la mañana, los jobos del verano y la noche que se come al día que termina. 

Son tiempos de volver a correr con mis pies descalzos hacia la montaña, hacia la milpa que me extraña, de sacarme las ampollas con el machete y el azadón. Tiempos de volver a llenar los tambos para los animales, de curar las heridas de mi perro y de rehacer la escena del almuerzo con mi padre y su taza de café. 

Son tiempos de volver a sentir las manos de mamá peinando mi cabello para llevarme al preescolar. De la llegada del abuelo montado a caballo y de arrear a la yegua cargada de leña seca, esos amaneceres brillantes de abril. 

Parece injusto vivir de recuerdos despintados, huele a soledad mirar la casa vacía, debería sentirme huérfano de ilusiones por tanta humillación a mi esperanza. Al revés de esto, he hecho el recuento de los daños y me encontré con el cajón que guarda todos los corazones que laten junto al mío. 

Tengo voces en la cabeza que me dictan cómo debo caminar aunque esté a oscuras, manos que me llevan de regreso al despertar de este mal sueño.
No es una opción tirarme al vacío, aunque camino sobre vidrios rotos... 

Reflexión en tiempos de mayo, en tiempos de sol brillante y de lluvias dadores de luz, calor y de serenidad. EMS-J23052013

HACIA EL SUR

Una reflexión desde la Patria Grande; Latinoamérica.


Es hacia el sur. 
Porque venimos desde abajo, porque ahí es donde toca estar. Es hacia el sur la mirada que debe continuar alzando la palabra, los pasos para caminar y pisar fuerte.

Es hacia el sur donde está nuestra Patria Grande, donde nuestra gran familia latinoamericana no deja de dar batalla. Es hacia el sur donde la dignidad se consuma en la Revolución Ciudadana. Es hacia el sur donde Pepe nos da lecciones a seguir, donde el Ché dejó izada nuestra gran bandera.

Es hacia el sur donde yace vivo el legado de Chávez, otro de los hombres que soportaron mirar de frente y luchar contra el gran imperio rapaz. Como de las raíces nacen los manantiales, es hacia el sur donde se agita el vuelo de los últimos cóndores, donde nuestra tierra fresca espera seguir siendo trabajada por nuestras manos y no destruidas por las grandes máquinas del extractivismo.

Es hacia el sur, así como ahora, en la sierra brillan soles esperanzadores. Acá abajo aún hay pies descalzos, todavía hay grietas de hambre y sed de justicia. Es hacia el sur el camino que dignifica, la palabra de tus viejos y de los míos. Hacia abajo es y desde abajo es el comienzo.

Desde abajo se embonan los horcones que soportan las chozas como desde abajo sale el barro que ayuda al maíz para darnos alimento, desde los tizones que avivan el fuego de la esperanza.

Es hacia el sur el viento que sopla para acabar de despertarnos, desde la conciencia, desde abrir los oídos para escuchar el grito de los acallados, para mirar a los ignorados, para tomar de la mano a quienes quedaron abandonados en el camino de las prisas.

En mi pequeña patria el viento susurra la profecía de Melitón Flores, aunque hay quienes deshonran su nombre y su memoria. Habremos de despertar su voz y su pensamiento para ser hijos libres, para volver a casa sin volver a correr hacia la maleza huyendo de los soldados. Quienes nos anteceden en el camino probaron los amargos sabores de ver derrumbadas sus chozas levantadas, corrieron descalzos en la oscuridad.

Acá es el sur, por aquí pasó Melitón montado en su caballo y sobre su montura la máquina de escribir. Mi padre también es progenitor de esta sagrada memoria que llevo en mi cabeza. No hay olvidos que se lleve la bandera del hombre que midió junto al gran águila el ruedo de nuestro pueblo.

Crecieron y crecieron los arroyos y ríos. Los frutos de los chotes alimentaron a niños que ahora son la generación que cría a los nietos y bisnietos de "Mä 'yohu" (el hombre) como lo revive don Florencio Ortíz en sus memorias. Por esas razones, la mirada y la palabra es hacia el sur.

Mi pueblo se llamó Gral. Felipe Ángeles porque la generación de Melitón no quiso que fuera un pueblo más, doblegado desde el otro poder "la iglesia", no quiso que fuera un "San Algo" porque su fundación fue revolucionaria, como el que vio la luz en Zacualtipán, Hidalgo; donde Felipe Ángeles también nos recibe montado en su caballo, reparando, a la entrada de su pueblo.

De todas estas luchas, la que toca es la que hacemos todos los días, aunque parezca insignificante. El valor de la palabra vale, el consejo del abuelo orienta nuestros caminos. Vale la desmañanada de quien se asoma y se queda desde el alba hasta el ocaso en los campos. Vale la ruedita de grandes hombres y mujeres que platican la memoria colectiva, la reviven, la continúan para nosotros.

Desde el sur, nosotros estamos en el justo punto medio donde solo hace falta coincidir para caminar juntos. Hacia el sur va el abrazo fraterno de los que migraron hacia el norte para safarse un rato de la injusta realidad generalizada en el México de la impunidad, en el México de la imposición, en la Patria de las mayorías pero amasada por las pocas manos que se adueñan poco a poco de la esperanza.

Por eso el sur junta a Evo, Cristina, Correa y Pepe. Por eso Fidel sigue abanderando el despertar de su isla mirando hacia la Patria Grande. Latinoamérica no es el patio trasero del imperio yankee dicen los revolucionarios del despertar sureño.

Es hacia el sur, desde el sur es el despertar de nuestra conciencia.

Mi-07082013.

miércoles, 21 de septiembre de 2016

UN PASEO FOTOGRÁFICO EN QUERÉTARO

Gorditas queretanas. Esta es de chicharrón, con una te llenas :D 

Aquí por la zona centro/parque

Mujeres Ñäth'ó- Otomís. Hacedoras de muñecas y bordados, originarias de San Idelfonso, Querétaro. Doña Macedonia Blas, de blusa verde, fue candidata al Premio Nobel de la Paz en 2005, una luchadora social.


Imagen nocturno en el centro de Santiago de Querétaro.

Orilla de un paso vehicular subterráneo en el centro de Santiago, Qro.

Paisajes de la región

Amanecer en los alrededores de Coatzapotitla, Chicontepec, Veracruz. 02/11/2009. Foto: Eduardo Méndez Salas
Terracería que conduce a la comunidad de Emiliano Zapata, Ixhuatlán de Madero, Veracruz.
11/11/2009. Foto: Eduardo Méndez Salas